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Lo que ha enseñado el coronavirus, que no lo olvidemos con la normalidad

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El mundo está siendo fuertemente golpeado por un coronavirus, al cual se le denominó COVID-19, que entre sus principales características se encuentra su alto nivel de contagio. Los infectados aumentan día a día y una posible vacuna aún se ve lejana, lo que genera mayor preocupación en la población mundial.

Los gobiernos redoblan sus esfuerzos para hacer frente a la pandemia, pero también existe una innegable preocupación respecto a los efectos económicos que dejará el paso del COVID-19, por las naciones. Chile, no se encontraba en el mejor plano para resistir la llegada de la pandemia, con un país marcado por la desigualad social y económica, una pésima distribución de la renta y una baja expectativa económica, lo ponen en una posición de vulnerabilidad, que desencadenó en altos niveles de desempleo, aumento de la pobreza, crecida de la incertidumbre, lo que se reflejará en una desaceleración económica.

Es así como la pandemia de COVID-19, ha dejado en evidencia múltiples falencias en el sistema socioeconómico imperante de los años 70 en nuestro país, también nos está mostrando que todos somos iguales, sin importar color, religión, cultura, estatus económico, porque a todos el virus nos trata igual, no será hora que comencemos hacer lo mismo.

El COVID-19, nos está recordando lo corta que es nuestra vida y lo importante que es nuestra salud, que debemos cuidarla. No será el momento de detenernos y pensar, qué estamos comiendo, nuestra alimentación tendrá como resultado una enfermedad crónica, cómo será nuestra vejez. El virus nos está obligando a detenernos, cuestionarnos y a comenzar de nuevo.

La pandemia, nos reveló cuán enfermo tenemos nuestro planeta, mares llenos de plásticos y basura, contaminación atmosférica, tala excesiva de bosques, residuo de productos industriales, aguas de ríos y lagos contaminadas, calentamiento global, todo producto de nuestra forma egoísta de vivir, sin la capacidad de pensar en nuestro planeta en 100 años más.

Pero, sobre todo el virus nos ha mostrado cuán importante es nuestra familia, cuán valioso es sentir el abrazo de nuestros padres, hijos y abuelos. Sin lugar a duda, a pesar de no poder vernos por mucho tiempo, los lazos familiares se han hecho más fuertes, porque el confinamiento social no significó el aislamiento social, cada día estamos más juntos.

También, nos está mostrando que las soluciones están en nuestras manos, que podemos elegir ayudarnos, podemos elegir compartir, podemos elegir ser mejores con los demás y nuestro entorno, podemos elegir conductas responsables con el medio ambiente, podemos elegir ser solidario y salvar vidas, podemos mejorar nuestras vidas, porque el paso del COVID-19, no será el fin, sino el inicio de un cambio significativo en nuestras vidas, por eso no debemos olvidar con la normalidad lo que nos enseñó el coronavirus.


Pablo Toledo Aceituno, Académico, Doctor en Administración de Empresas, Máster en Investigación; Máster en Administración de Empresa; Administrador Público, Licenciado en Ciencias Política y Administrativas; Ingeniero (E) en Gestión Pública; Administrador de Empresas. 

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